Día Internacional del Voluntariado
Día Internacional del Voluntariado
MANIFIESTO 2024
El voluntariado por la convivencia y el bien común
#VoluntariadoporelBienComún
Cataluña es cada vez más una nación diversa, con más lenguas habladas, con ciudadanía de diferentes procedencias de todas las partes del mundo que tienen tradiciones culturales distintas y, a menudo, alejadas las unas de las otras; al mismo tiempo, la sociedad está cada vez más interconectada, también digitalmente, aunque ello no signifique necesariamente más unida, más integrada, más convivencial.
La complejidad de este mundo y la incertidumbre de lo que está por venir generan dudas y temores que pueden conducir al cierre de los grupos sociales en sí mismos, a huir de la comprensión y de la aceptación de la diferencia como un valor positivo de la sociedad. El riesgo de configurar sociedades isla, con grupos con tendencia a la impermeabilidad no es menor. Es muy necesario, por lo tanto, que la convivencia y el civismo, la rotura de barreras que impiden el contacto, el conocimiento y el reconocimiento de la otra persona triunfen por encima de las tendencias que quieren alimentar el odio, los prejuicios, el egoísmo y la indiferencia.
Los vínculos de comprensión mutua entre personas y grupos respecto a la diferencia, la igualdad de derechos y deberes, la aportación de todas las personas a la sociedad, según capacidades y posibilidades, son imprescindibles y tienen que ser protegidos y promovidos. Procede celebrar, no impedir, la diversidad cultural y la variación, huyendo de la uniformidad imposible que conduce al fracaso social.
Los poderes públicos y las administraciones, conscientes de la importancia de vivir juntos y no solo de coexistir, promueven ordenanzas para favorecer la convivencia y el civismo, que subrayan incumplimientos y penalizaciones. Corresponde subrayar la insuficiencia de las aproximaciones exclusivamente normativas. El civismo, la convivencia, el respeto a las otras personas, la tolerancia, el diálogo, el reconocimiento de la dignidad inherente a toda persona, la solidaridad y la fraternidad o se practican o se quedan en palabras bonitas y tranquilizadoras.
La convivencia y el civismo se practican en un tiempo y en un espacio compartidos. Las entidades sociales de voluntariado, por su diversidad intrínseca y por la preocupación por la otra, son los lugares privilegiados para practicar los valores mencionados, para hacerlos operativos. Si queremos una sociedad pacífica, gestionada desde la democracia del compromiso, donde la convivencia y el civismo florezcan, donde las barreras entre grupos y culturas se difuminen y donde la lengua y el sentimiento de pertenencia a la nación de todos se fortalezcan, es imprescindible contar con el voluntariado y sus entidades, sean sociales, culturales, vecinales, medioambientales, deportivas, del ámbito de la salud u otras, protegerlas y empoderarlas.
Reclamamos que las administraciones promuevan el voluntariado y sus entidades, creen y mantengan espacios de intercambio para debatir y acordar las políticas públicas que inciden en el bienestar y la calidad democrática, que eviten ejercer las funciones que las entidades ya ejercen con eficacia, que valoren su contribución al progreso social y a la convivencia mediante el reconocimiento institucional, que faciliten nuevas fórmulas de financiamiento público que supongan una mayor suficiencia de recursos, con estabilidad y simplificación administrativa.
El voluntariado y sus entidades crean fraternidad, promueven la responsabilidad personal y social, buscan el equilibrio entre el interés personal y el bien común. El voluntariado trabaja por una sociedad equitativa, justa, solidaria, sostenible, cívica y convivencial, para la transformación social imprescindible y para el ejercicio de los derechos reconocidos y la atención a los deberes obligados. Sabremos estar a la altura del reto, en colaboración con las entidades e instituciones públicas y privadas que buscan los mismos objetivos.
Es nuestro compromiso.
Diciembre 2024